Mientras se despereza y decide salir de la cama, vuelve a repasar el mismo artificio para sobrellevar la soledad: “la exquisita agonía del hombre que llega a casa solo”. Ahora se cuestiona el hecho de haberla dejado partir: ¿Por qué no subí al auto? Prepara un café, enciende la televisión y escucha las noticias. La misma racha de accidentes de cada mañana lo trae de vuelta a la realidad. El periodista, con su característica expresión fingida de superioridad moral, anuncia un triple choque que deja los autos, y a sus ocupantes, reducidos a cenizas. La taza de café cae al piso, sorpresivamente entre los hierros retorcidos y calcinados una turquesa luce intacta e impecable. Extrañamente una muy parecida a la que trae en el bolsillo izquierdo, solitaria, llorando la ausencia de su compañera.
TITO.
turquesa azul?
ResponderEliminaro zafiro? =)
me han empezado a gustar las turquesas (la piedra) y el azul siempre fue mi color favorito =)
ResponderEliminarEstá bacan Tito, captó lo suficiente mi atención. Si esto es un microcuento ya creo saber mas o menos de qué se trata esa cuestión. Igualmente, sea lo que sea, me ha parecido bueno por cómo me concentré unos breves segundos en ese escrito.
ResponderEliminarSaludos